¿Por qué nos puede costar avanzar espiritualmente?
¿Qué frena el progreso hacia el logro de la plena conexión con la Esencia, la confianza y el cumplimiento de la Misión de Vida?
En ocasiones puede que nos sintamos estancados, frenados o limitados en la expresión de nuestros auténticos anhelos espirituales. Quizá no contemos con el nivel de inspiración, conexión o confianza que quisiéramos experimentar. Buscamos respuestas, pero no llegamos a encontrarlas o realizamos nuestras peticiones, pero las respuestas demoran en aparecer.
A veces nos resulta más fácil culpar a las circunstancias, al trabajo, a la situación económica o a alguna persona. Pero en el fondo sabemos que esta postura no nos lleva a ningún puerto de destino de valor.
El problema principal reside en nuestra dificultad para lidiar con aquello que nos desagrada. Es la actitud resultante de lo que nos enseñaron con respecto al “fracaso”, al “error”, a la “equivocación” o puntos bajos de nuestra experiencia humana. La educación nos adoctrinó que está mal equivocarse, que no debemos llorar, que tenemos que llegar a cierto estándar, cierto logro, cierto parámetro de “éxito” para ser alguien, para llegar a un futuro mejor o para ser feliz.
La crítica y la comparación nos acompañaron durante muchos años. Y la insistencia en su práctica ha hecho que llevemos este mismo patrón hacía nosotros mismos, criticándonos mentalmente, exigiéndonos, comparándonos o juzgándonos.
El verdadero problema no es la existencia de las dificultades, que son inherentes a cualquier camino humano, sino…
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